06 mayo 2012

LA SONRISA

No hay nadie tan rico que no la necesite ni tan pobre que no la pueda dar, así definió Charls Rou a LA SONRISA, esa luz que ilumina nuestro rostro cuando es verdadera.



Cuando sonreímos, además de utilizar más de 17 músculos del rostro, nuestro cerebro genera endorfinas que provocan una sensación de bienestar con efecto multiplicador ya que cualquier acto acompañado de una sonrisa sincera produce un resultado positivo que enriquece a quien la recibe y sin empobrecer a quien la ofrece.


Según estudios realizados sabemos que el cerebro tarda 0,01 segundos en procesar un momento de felicidad que involuntariamente se convertirá en una sonrisa y que además comenzamos a sonreír en el útero materno, por tanto la sonrisa es una reacción innata del ser humano independientemente de cual sea su cultura.


En nuestra vida rutinaria disfrutamos de momentos de felicidad pero al viajar y salir precisamente de esa “monotonía” las dosis de bienestar se intensifican por momentos. Contemplar un nuevo paisaje, descubrir una nueva cultura en todos sus ámbitos, en definitiva experimentar nuevas vivencias son las causantes de bellas sonrisas. Por eso si alguna vez te sientes triste y te cuesta sonreír te recomiendo hacer un viaje ya sea cerca o lejos de tu hogar para recuperar la sonrisa al instante.


Por mi experiencia he de decir que hay países, sobre todos los asiáticos, en los que la sonrisa está presente a diario en el rostro de sus gentes y se te va contagiando sin darte cuenta. Esa sonrisa constante se te mantiene durante unos días al regresar a casa pero va desapareciendo con el choque cultural al volver a contemplar el rostro serio de los occidentales.



Desde hace años soy socia de la ONG Sonrisas de Bombay y uno de los motivos que me cautivaron, además de la labor que desarrolla de manera altruista, fue precisamente la sonrisa eterna de su fundador Jaume Sanllorente y la de los miles de niños de la ciudad de Bombay a los que cuida y protege. Que mejor regalo que recibir sus sonrisas a diario!







"Sonríe aunque sólo sea una sonrisa triste, porque más triste que la sonrisa triste, es la tristeza de no saber sonreír" (anónimo)

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