Cuantas veces miramos a nuestro alrededor sin ver más allá y pasan desapercibidos infinidad de detalles que están ahí próximos a nosotros. Viajar supone contemplar cada lugar con los ojos de un niño.
Es por eso que para saber viajar y obtener el máximo de nuestro destino hay que aprender a observar para apreciar y recordar las cosas bonitas y por tanto no limitarnos solamente a mirar.
Cuando observamos aprendemos a ver el mundo con nuevos ojos y es la manera de retener cada lugar, cada persona y cada vivencia en nuestra retina y es lo que posteriormente se mantendrá perpetuo en nuestra memoria. Si no lo hacemos caeremos en el error de olvidar lo que hemos visto.
Conseguir grabar en tu mente esos “retratos” de paisajes y/o personas se logra muchas veces de manera inconsciente, sobre todo de aquellos lugares que te impactan por su belleza, su rareza o te han sorprendido por motivos peculiares.
Con la práctica se puede hacer una “foto mental” de aquel lugar que quieras que forme parte de tu memoria porque sólo es cuestión de habilidad y tener conciencia de ello, como tantas cosas en la vida. Para ello habrá que estar relajado, abrir todos nuestros sentidos (no sólo la vista) y observar durante todo el tiempo necesario e incluso volver al mismo lugar para despedirnos de él antes de partir hacia un nuevo destino.
... la forma de observar de un viajero siempre será con ojos nuevos ...
... la forma de observar de un viajero siempre será con ojos nuevos ...
Además de en los viajes, hay que aplicarlo en la vida diaria ...
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