
Quizás sea por el refinado gusto arquitectónico de sus edificios o por la magia de sus calles, sus entrañables rincones, cientos de plazoletas, la variedad de iglesias barrocas, puentes medievales, su viejo tranvía que todo sumado le da un aire bucólico y romántico a la vez.
Praga es conocida como la ciudad de la “Las mil agujas” porque desde cualquier lugar se puede divisar los tejados de sus edificios terminados en punta.
Me llamó especialmente la atención el enorme Reloj Astronómico del Ayuntamiento viejo considerado el más antiguo de Europa y cuyo carillón es fotografiado a diario en hora punta por miles de turistas.
También guardo como recuerdo especial la visión del Puente Carlos invadido de paseantes y bohemios nostálgicos.
Y como no el llamado El Castillo que se puede divisar a varios kilómetros de la ciudad. Se trata de una fortaleza que alberga entre varias joyitas la casa donde vivió el escritor Franz Kafka situada en una pintoresca callejuela donde las puertas de entrada de sus viviendas no miden más de 1,5 metros de altura o la enorme catedral desde cuya torre se divisa una estupenda panorámica de toda la ciudad.
Y también la Sala de los Caballeros del Castillo con su peculiar bóveda de crucería ojival única en el mundo.
Pero el lugar que más me llamó la atención fue la Iglesia de Týn situada en la Plaza Vieja, porque más que una iglesia parece un castillo medieval.
Un momento mágico para mí fue al atardecer mientras tomábamos un café en una de las plazas situadas en la parte posterior de la iglesia, mientras el sol se iba poniendo de repente la cúpula puntiaguda de la iglesia se iluminó con una luz anaranjada que le daba un aire nostálgico y misterioso que aún recuerdo en mi memoria.
Un momento mágico para mí fue al atardecer mientras tomábamos un café en una de las plazas situadas en la parte posterior de la iglesia, mientras el sol se iba poniendo de repente la cúpula puntiaguda de la iglesia se iluminó con una luz anaranjada que le daba un aire nostálgico y misterioso que aún recuerdo en mi memoria.
Como dato negativo decir que para mí Praga resultó una ciudad demasiada masificada de turistas y quizás eso le quitase parte de su encanto.
Es por eso que en una ocasión quisimos salir de las zonas más turísticas de la ciudad y callejear por sus barrios más humildes para conocer la auténtica Praga. Así que decidimos entrar en una taberna genuina llena sólo de hombretones barrigudos y robustos, sorprendidos cuando vieron entrar por la puerta a tres delicadas damas no muy acordes con aquel ambiente. Nos sentimos auténticas extraterrestres fuera de lugar, compartiendo extensas mesas con ellos y perdiendo la cuenta de las marcas que iban haciendo en un papel cada vez que tomaban una nueva jarra de cerveza. Ah! Por cierto, qué rica y gustosa es la cerveza checa (y eso que yo no soy muy amante de la cerveza).
Es por eso que en una ocasión quisimos salir de las zonas más turísticas de la ciudad y callejear por sus barrios más humildes para conocer la auténtica Praga. Así que decidimos entrar en una taberna genuina llena sólo de hombretones barrigudos y robustos, sorprendidos cuando vieron entrar por la puerta a tres delicadas damas no muy acordes con aquel ambiente. Nos sentimos auténticas extraterrestres fuera de lugar, compartiendo extensas mesas con ellos y perdiendo la cuenta de las marcas que iban haciendo en un papel cada vez que tomaban una nueva jarra de cerveza. Ah! Por cierto, qué rica y gustosa es la cerveza checa (y eso que yo no soy muy amante de la cerveza).
“No hay otra ciudad en el mundo a la que se quiera dar con tanto gusto la espalda como a Praga, sobre todo si se vive en ella; pero tampoco ninguna otra por la que uno sienta tanta añoranza apenas abandonarla”
(Gustav Mayrink)
Mis recomendaciones
Si tienes ocasión acude a uno de los conciertos a varios órganos que tocan en varias de sus iglesias, realmente se te pondrán los pelos de punta.
Tampoco dejes de probar el Beberoska la bebida típica de la República Checa parecida al orujo que se toma antes de las comidas. Es muy digestivo y saludable pero con bastantes grados de alcohol, vamos que se sube a la cabeza sin apenas darte cuenta!!
Y aunque para visitar la ciudad basta con 4 o 5 días si dispones de tiempo se puede alargar la estancia un día más y aprovechar para visitar la ciudad balneario de Karlovi Vary que se encuentra a 100 Km de Praga. Se trata de un lugar repleto de fuentes termales, por lo que si estás estresado y tu economía te lo permite, podrás darte el gustazo y vivir por unos instantes como un rey.
Eiiii, acabo de volver de Praga y me ha encando. Es una ciudad preciosa a pesar del frío que hace ya. También he ido a Karlovy Vary y vale mucho la pena. Muy interesante tu post!!! ;)
ResponderEliminarGracias María, Praga es una ciudad de cuentos ... me alegro que te gustara. Un beso. Isa
ResponderEliminar