En algunos viajes he experimentado la
sensación parecida a volar, por ejemplo navegando a gran velocidad sobre una lancha
al notar la velocidad del viento que acaricia el cuerpo y sintiendo que te
elevas sobre el mar, o también sintiendo con vértigo el efecto de planeo contemplando
la selva a una elevada altura de 175m en el Canopy Extremo de Costa Rica.
Pero quizá existen ciertos lugares donde
para mí se puede experimentar esa sensación similar a volar, se trata de los
acantilados porque la emoción que experimentas cuando se alcanza la cima de
cualquiera de ellos, desde el borde de la montaña o roca divisando un hermoso
paisaje costero, debe ser similar a lo que percibe un pájaro cuando sobrevuela el
mar inundándote una inmensa sensación de libertad, infinito y amplitud que
sin saber por qué te renueva y te llena de energía.

... y es que ¿conseguirá el hombre algún día volar de
manera autónoma? No me cabe la menor duda que lo hará, mientras tanto soñaremos
situándonos en la pendiente de un hermoso acantilado a la espera de poder algún
día izar el vuelo.
¿Por qué saltamos con la esperanza de poder
volar? (Daneuris Resituyo)
No hay comentarios:
Publicar un comentario