03 julio 2011

GOLDEN GATE BRIDGE

Este Puente o Puerta Dorada (significado en español, pues su origen era comunicar Asia con América), no es el más bello, ni el más moderno, ni tampoco el más largo de los puentes que he visitado, pero sí ha sido y creo seguirá siendo el puente más entrañable de todos los vistos.

¿Porqué?, quizás sea por su color rojo pasión, quizás por su emplazamiento (el puente está situado en la Bahía de San Francisco y une la península de San Francisco con el sur de Marín), o quizás sea por la posibilidad de verlo en el mismo viaje en diferentes ambientes: con sol, con niebla, con nubes (ello es debido al clima cíclico de la ciudad). Y eso lo hace especial, porque en cada cambio ambiental descubres un puente distinto, a veces señorial, a veces misterioso, a veces tenebroso…

Recordemos que fue construido en el año 1933 y fue considerado como la mayor obra de ingeniería de su época. Por él circulan a diario más de 100.000 vehículos, además de peatones, ciclistas y también energía y combustible para los ciudadanos.

Fue pintado de color rojo como medida urgente por su oxidación, dado que después de la Primera Guerra Mundial la población de San Francisco se multiplicó por siete y su construcción fue necesaria para desatascar el colapso de los ferries. Sin embargo ese color rojo es hoy en día símbolo de su propia identidad, su marca, convirtiéndose en el emblema de la ciudad.

Os aseguro que es impresionante y aunque parezca extraño, si lo observas en silencio y con respeto incluso puedes conseguir escucharlo.

¿VOLVERÉ A CRUZARTE ALGUN DIA? ...
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