01 febrero 2015

LAS PERSONAS

Hace escasas semanas charlando con una persona viajera como yo, me hizo la bonita reflexión afirmando que los lugares los forman las personas y cuanta razón tiene. 

Cuando llevas recorridos miles de kilómetros a tus espaladas y has visto ciudades, edificios y "piedras" de todo tipo, es cada vez más difícil que un lugar te impresione tanto como la primera vez, pero también es cierto que cada localidad tiene un encanto especial y siempre hay imágenes espectaculares que quedarán grabadas como un tatuaje en el corazón. 

Cómo olvidar la primera visión de los templos de Angkor en Camboya, la vista panorámica de Machu Picchu, las preciosas cascadas de las selvas del Caribe en Costa Rica, los pueblos costeros de los lagos italianos como Menaggio, las montañas tropicales del norte de Vietnam en Sapa y tantos miles de lugares mágicos repartidos por todo el mundo.

Pero es cierto que una vez has visto ciertas ciudades o paisajes, en ocasiones ya no tienes la necesidad de volverlos a visitar y siempre quedan las fotografías para rescatar sus recuerdos. Sin embargo hay personas que has conocido o conoces en muchas ciudades, a las cuales anhelas reencontrar para así volver a repetir con ellos los buenos momentos compartidos, pues al fin y al cabo las relaciones del ser humano son la esencia de nuestra vida.

Algunos de nosotros tenemos segundas o terceras familias y amigos repartidos por distintas partes del mundo y cada vez que los visitamos nos olvidamos por completo de hacer "turismo", pues queremos enriquecernos de momentos especiales disfrutando de charlas, culturas y gastronomías diferentes que nos enriquecen y aportan felicidad.

En los viajes también hay personas que conoces y con las que cruzas breves instantes de tu vida, bien porque sean viajeros como tú y el destino hace que convivas con ellos por unos instantes en algún lugar del mundo, o bien porque son gente local que vive en los lugares que visitas y que dejan una huella imborrable pues muchas veces te hacen sentir como en casa, a pesar de encontrarte a miles de kilómetros de tu hogar. 

Cómo olvidar a la gran sastre Ms. Lan de la ciudad de Hoi An en Vietnam y que aparece en la fotografía, pues se convirtió en mi segunda madre durante mi estancia en la ciudad y a pesar de su escaso inglés, cuidó de mi faringitis durante varios días con mucha dulzura. 




O al divertido grupo de españoles formado por madrileños, alicantinos y valencianos, con quienes regresamos desde Saigón después de 18 horas de espera, tiempo suficiente para entablar una bonita amistad, compartir risas y experiencias y guardar un hermoso recuerdo. (ver foto).



Y con el grupo formado por franceses, portugueses, canadienses y americanos con los que compartimos un delicioso pescado caribeño en una de las islas más recónditas del mundo en Bocas del Toro (Panamá), charlando de fútbol, moda, política y cualquier tema inesperado en sorprendente día.





Y tantas muchas personas de diferentes nacionalidades, religiones y culturas difíciles de enumerar en un sólo post, pero que han dejando un poso en mi alma, me han hecho más generosa y me han ayudado a abrir mi mente y seguir creciendo. 

A todos ellos GRACIAS!!

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