05 febrero 2012

LA POBREZA

Existen por definición dos tipos de pobreza, la pobreza absoluta cuando los estándares mínimos de la vida no pueden ser alcanzados y la pobreza relativa cuando los niveles de ingreso necesarios para cubrir las necesidades básicas son muy bajos.

Cuando pensamos en la pobreza rápidamente nos viene a la mente imágenes de niños mal nutridos en zonas como África o la India. Escuchamos y leemos esa amarga palabra en diarios, telenoticias o documentales y sin darnos cuenta lo asociamos a un simple concepto lejano a nosotros y casi imaginario.

Lo cierto es que la pobreza está en casi todas partes y desgraciadamente cada vez más próxima a nosotros.

Según las últimas estadísticas del Banco Mundial 100.000 personas mueren a diario por hambre en todo el mundo lo que significa que cada 5 segundos un niño menor de 10 años muere por falta de alimento, 1.000 millones de personas viven en la pobreza absoluta, 1.800 millones no tienen agua potable ni vivienda, 840 millones son personas mal nutridas, 2.000 millones carecen de medicamentos básicos… y mejor dejarlo aquí porque escuchar tantas cifras escalofriantes casi parece de ciencia ficción y por desgracia ya no nos impresiona en absoluto.

Al hablar de la pobreza la gente siempre comenta que no hace falta salir de España para verla de cerca, lo cierto es que en varios de mis viajes he podido vivir y observar la pobreza absoluta de forma directa. He podido convivir con personas que subsisten a diario bajo mínimos y me he dado cuenta que esas personas son seres humanos que piensan, sufren como nosotros y lo único que nos diferencia es el azar de haber nacido en un lugar o en otro.


Sentí mucho desanimo por ejemplo recorriendo los más de seis kilómetros de la carretera panamericana de la costa de Lima (Perú) repletas de chozas en las que malviven miles de familias próximas a la gran capital.

O cuando recorrimos a pie las calles de la Habana Centro en Cuba donde los escombros y las heces se integran en las calles sin asfaltar, rodeadas de casas en ruinas y destartaladas a punto de derrumbarse llenas de gente hambrienta.

También guardo un triste recuerdo de zonas rurales como Sapa en Vietnam o Camboya donde las tribus han construido sus viviendas utilizando los recursos de la propia naturaleza, o las “duchas” con una palangana de agua fría que pude darme en una cabaña de la isla Amantaní entre tantas otras experiencias que me siguen desgarrando el alma al recordarlas y desde luego no me han dejando indeferentes más bien al contrario, han cambiado mi visión de las cosas que son realmente importantes.


Y es que desgraciadamente vivimos en un mundo injusto y mal repartido donde la pobreza es denunciada a diario y ya no nos impresiona porque forma parte de nuestras vidas y lo vemos casi como algo normal sin tener verdaderamente consciencia de ella.

Decimos que la gente pobre es feliz con poco porque aparecen sonrientes en las pantallas del televisor o en una foto pero mi experiencia me ha demostrado que eso no es así. Son personas "alegres" que han aceptado la vida que les ha tocado porque muchos de ellos ni siquiera tienen recursos ni posibilidades de cambio y desde luego desconocen por completo nuestro estado de bienestar.

Por eso cada día hemos de sentirnos afortunados por lo que tenemos porque nuestro hogar es un paraiso en comparación con zonas con auténtica hambruna y desde luego no esperar a que los gobiernos arreglen el problema de la pobreza. Cambiemos de actitud para que el despertar de la conciencia nos llegue y cada uno de nosotros sea generoso con los demás seres humanos, porque todas las mayorías empezaron siendo minorías. Querer es poder, es así de sencillo!

¿Los pobres serían lo que son si nosotros fuéramos lo que debiéramos ser? (Concepción Arenal )

2 comentarios:

  1. Fuerte, fuerte. Gracias Isa por tus aportes, que son estos detalles los que hacen la diferencia. Como diría el Dalai Lama: si te sientes pequeño para hacer nada, intenta dormir tranquilo cuando hay un mosquito en la habitación. jeje
    Besotes

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  2. Genial frase de un gran sabio. Gracias Adrián y un gran abrazo "positive", ji ji ... Isa

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